La tercera mesa del Foro de Biocombustibles y Electromovilidad organizado por DIFUNDALIA trató sobre la aplicación de las energías renovables en las empresas de transporte. Para ello, la mesa contó con la participación de Ana Fernández, jefa de producto de movilidad urbana de Iberdrola, José Luís García, gerente de flotas B2B Movilidad de Repsol, y Félix Ojeda, gerente de Ojechar y Global Feed Ecotrans.
Tras las presentaciones, Ana Fernández expuso cómo fueron los comienzos de la compañía en lo referente a la electromovilidad, en lo que ya lleva trabajando desde hace más de diez años, aunque no fue hasta 2018 cuando se formó el equipo de Smart Mobility (movilidad inteligente), dedicado a todos los segmentos de la movilidad eléctrica.
Así, Iberdrola comenzó con los clientes residenciales con soluciones de recarga a medida en sus domicilios y en los aparcamientos de residentes. Por otro lado se encuentra la división de empresas, enfocada al B2B (empresas) y flotas, y la recarga pública en la que tienen un plan aprobado de 150 millones de euros para el despliegue de puntos de recarga en vía pública que, junto a la sociedad conjunta con BP Pulse, se podrán alcanzar hasta 11.000 puntos de recarga en vía pública de todas las potencias pero, sobre todo, centrado en la alta potencia. En 2020 se creó la división de movilidad urbana, que trabaja mano a mano con los ayuntamientos y operadores de transporte de viajeros.
Toda esta experiencia en la electrificación del transporte de pasajeros les dio pie, un año más tarde, a replicarla en las flotas de camiones, cuya operativa "es bastante similar a la del transporte de viajeros" según Ana Fernández.,
El cambio hacia la movilidad sostenible
Por su parte, José Luís García, gerente de flotas B2B Movilidad de Repsol, explicó cómo fue el paso de Repsol hacia la movilidad sostenible y cómo ha ido evolucionando a lo largo del tiempo. Según afirmó García, desde hace cinco años, cuando su consejero delegado puso el objetivo de ser neutros en emisiones para el año 2050, ha habido un cambio cultural.
"Un cambio no sólo en cuanto a la materia prima y en cómo tienen que estar invirtiendo en el cambio de todos los procesos productivos en las distintas refinerías, sino también una parte cultural en toda la empresa, llegando a ser una de las máximas que están implementándose en la compañía" José Luis García, Repsol
A partir de ahí se ha desarrollado un plan con unos hitos intermedios y medibles para poder llegar al año 2050 siendo neutrales en emisiones. "En la actualidad, esto se está viendo a través de los productos que están saliendo al mercado y del portfolio con el que cuenta Repsol, que ayudan a que esto sea una realidad en la sociedad en el corto plazo".
Los primeros camiones de gas
Le llegaba el turno a Félix Ojeda, gerente de Ojechar y Global Feed Ecotrans, que ha probado toda la oferta energética disponible en la actualidad. Así, su gerente explicaba desde cuándo se decidió a emplear combustibles alternativos al gasóleo, como, por ejemplo, el gas natural, que fue una de sus primeras opciones en 2013 cuando matricularon su primer camión propulsado por gas natural licuado y comprimido (dual).
Uno de los principales problemas que tuvo que abordar con este tipo de vehículos fue "la poca infraestructura dedicada a este combustible y la poca oferta por parte de los fabricantes".
Cinco años después, gracias al salto que dieron tanto las potencias de los camiones como sus autonomías, comenzaron a incorporar más camiones de GNL. Ahora, el 80% de su flota es ECO, y en 2023 introdujeron la primera tractora eléctrica.
Así, para decidir qué tipo de combustible es el más adecuado para cada actividad, "lo primero que se hace es analizar bien el tipo de ruta de actividad que se va a llevar a cabo. El actor principal es el cliente, que es que tiene que tomar la decisión de qué tipo de energía quiere utilizar”, aseguraba Ojeda. “Nosotros tenemos pensado utilizar las seis energías que hay ahora mismo”.
Por su parte, Ana Fernández exponía las razones por las que cree que el futuro de la descarbonización del transporte pasa por la electromovilidad, al tratarse de la tecnología más eficiente, desde que se produce la energía hasta que se consume en el vehículo.
Ventajas de los biocombustibles en el transporte por carretera
Además de la movilidad eléctrica, los biocombustibles son una opción muy viable, como así expuso José Luís García, gerente de flotas B2B Movilidad de Repsol. En este aspecto, "los combustibles de segunda generación (como el HVO) cuentan con la ventaja de poder mantener la infraestructura que ya tenemos para no tener que rediseñar o cambiar las rutas a los transportistas. Asimismo, estos combustibles ayudan a la economía circular al comprar aceites a empresas que antes tenían que reciclarlo, y poder acoger también la grasa animal".
En ese marco, Repsol cuenta con 50 estaciones de servicio que ofrecen este combustible, y en lo que queda de año pretenden alcanzar las 600.
Otro tema abordado durante esta mesa fue el de las ayudas económicas para facilitar la transición energética. En ese marco, Ojeda explicó las dificultades que tuvieron a la hora de conseguir dichas ayudas cuando comenzaron con el gas natural licuado, y afirma que "sin una ayuda económica, la adquisición de un vehículo eléctrico es casi imposible".
“O asume el cliente el coste de un camión eléctrico, o las marcas tendrán que bajar los precios”-Félix Ojeda, gerente de Ojechar y Global Feed Ecotrans
Otro problema que se repitió a lo largo del foro, y que expuso también Ojeda, fue el de la falta de infraestructura eléctrica y de cómo cada cliente tiene que rediseñar sus rutas en función de la ubicación de los puntos de recarga.
Por ello, Ana Fernández, de Iberdrola, exponía su plan de trabajo para el cambio a la electrificación y argumentaba que no hay suficiente inversión en redes de distribución de energía eléctrica para que llegue a la máxima potencia a las zonas industriales, "que es donde más se necesitan altas potencias de recarga". En ese sentido, Iberdrola se encarga de diseñar las instalaciones en función de las necesidades de cada cliente, aunque la burocracia retrasa la posibilidad de llevar a cabo el proyecto hasta dos años.
